Aunque una sonrisa apenas dura un instante, su recuerdo puede acompañar el resto de nuestra vida. Su valor es inmenso, pero nadie es tan pbre que no pueda compartirla o tan rico que no la necesite. La sonrisa es una contracción de los músculos de la cara, en la que los ojos se iluminan, las comisuras de la boca se curvan hacia arriba formando una expresión de estar bien o feliz.Cuando nacemos, lloramos para tomar aire y dar cuenta de que nos desagrado salir del medio protector y satisfactorio en el cual nos encontrábamos, el vientre materno, poco tiempo después siendo bebes aun, esbozamos sonrisas involuntarias, que son según los médicos, reflejos del cerebro y del sistema nervioso central, pero una pequeña y leve sonrisa dibujada por primera vez en un bebe mueve un mundo de personas que están alrededor de el, hace que uno como padre se sienta feliz, a todo mundo le comentamos "viste como ya sonríe mi bebe" es parte de los primeros orgullos paternales y familiares.
Pero es a partir de los casi 2 meses de vida cuando un bebe sonríe por respuesta a el rostro de los padres o de algún suceso o evento de la vida del bebe ahí después aprendemos casi inconscientemente que una sonrisa puede mover montañas, derribar muros y ablandar piedras. Hace sentir cómodo al que recibe la sonrisa, provocando una sensación positiva en uno mismo, por muy deprimido que uno se encuentre la sonrisa aun un poco forzada o medio fingida, hace que nuestro organismo se anime un poco, es como una inyección de adrenalina.
Con lo anterior no quiero decir que tenemos que estar con la sonrisa las 24 horas del día, porque realmente es imposible, ya que a veces se necesita tener todos tipos de sentimientos, sentirlos y muchas veces revivir momentos que ayudan a valorar y tener un equilibrio, tanto emocional como físico.
Pero si podemos darnos cuenta del poder que una sonrisa cálida y sincera puede provocar en los demás y en uno mismo. Existe una frase de William Shakespeare que dice: “Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa, que con la punta de la espada”.
Se debe sonreír, aunque sonrisa sea una sonrisa triste, porque aún mas triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír, nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa como quién no sabe sonreír. La sonrisa es la luz del rostro, la que nos abre muchas puertas, la que genera actitudes positivas, la que nos alisa el camino para llegar a los demás. Es la llave maestra que abre las cerraduras más oxidadas. Empecemos y terminemos nuestro próximo día con una sonrisa, total que podemos perder, al contrario podemos ganar mucho, tratemos de dibujar una sonrisa en nuestro rostro, sin esperar nada de los demás, porque al final una actitud positiva sin excesos puede tener solo resultados positivos al final del día.